El 67% de las empresas desconoce cómo fijar objetivos en la formación de idiomas

  • Enfocar la formación del idioma de manera directa sobre una tarea que deban hacer los trabajadores en otro idioma para evaluar si lo consiguen después de la formación
  • El 82% de las formaciones escogidas por los profesionales tienen los idiomas como curso preferido y cada vez las empresas lo enfocan a tareas concretas y evaluables

Que la formación de idiomas es la opción más escogida por los trabajadores para aumentar sus conocimientos y promocionar internamente dentro de la compañía es una realidad. De hecho según los datos de Hexagone (www.hexagone.es), consultora de formación de idiomas para empresas, el 82% de las formaciones escogidas por los profesionales tienen los idiomas como curso preferido.

Sin embargo, a pesar de ser la opción por la que más empresas se decantan, desde la consultora de formación han detectado que apenas 7 de cada 10 compañías cuentan con un plan definido de las necesidades y de los objetivos concretos que quieren alcanzar con esta formación.

Gaëlle Schaefer, directora de Hexagone explica, “Con frecuencia cuando acudimos a presentar un plan de formación de idiomas para una compañía nos encontramos con la ausencia de objetivos tangibles por parte de los responsables. Evaluar los conocimientos adquiridos sobre el aprendizaje o perfeccionamiento de un idioma es una tarea muy compleja porque dicho idioma no se aprende por completo en una formación de una duración determinada”.

Cuando unos trabajadores se forman en una tarea concreta como por ejemplo el uso de una herramienta, al finalizar la formación es fácil detectar si el profesional ha aprendido a utilizar dicha herramienta. Con el idioma no es lo mismo, sin embargo existen fórmulas para hacer tangible este aprendizaje lingüístico.

“Siempre recomendamos a las empresas enfocar la formación del idioma de manera directa sobre una tarea que deban hacer los trabajadores. Es la manera más eficaz de poder evaluar si el aprendizaje de idiomas tiene efecto en el trabajo. Por ejemplo, preparar a un trabajador para hacer presentaciones en otro idioma de una compañía, o para cerrar negociaciones en otro idioma, o para dar soporte en el idioma que está perfeccionando. Si al final de la formación, el profesional consigue llevar a cabo estas tareas será una forma de evaluar qué se ha conseguido el objetivo del plan de formación”, explica la directora de Hexagone.

Durante 2020 muchas formaciones se vieron obligadas a cancelarse por la pandemia y por las dificultades de seguir los planes de formación. Este 2021 se ha recuperado la dinámica y las empresas se encuentran inmersas en una carrera por la formación de idiomas.

Desde Hexagone se ha observado que la necesidad por la apertura de mercado de las compañías ha hecho que los departamentos de recursos humanos retomen el interés por las estrategias de idiomas para formar a sus trabajadores.

“La pandemia ha optimizado la manera en la que las empresas buscan de manera más tangible convertir la formación de idiomas en un hecho tangible que mejore la productividad de los trabajadores. Cada vez hay más interés no sólo por el plan de formación en sí sino por la asesoría para poder optimizar dichos planes. Experimentamos como cada vez se enfoca más la formación de idiomas a hechos concretos del trabajo y la productividad de las empresas”, explica Gaëlle Schaefer.

Se trata de un efecto de la pandemia, cada vez las empresas buscan rentabilizar más sus inversiones y en lo que afecta a la formación la exigencia por unos resultados medibles cada día cobra más relevancia.

Antes de la pandemia el 75% de los responsables de las empresas reconocían no evaluar el nivel adquirido entre sus trabajadores después de una formación de idiomas. Simplemente confiaban en que dicha formación había tenido efecto. Esta tendencia ha cambiado y cada vez se comprueba más la rentabilidad de dicha formación.

Hoy las empresas buscan conocer el estado real del nivel de idiomas de sus trabajadores antes y después de las formaciones.

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