Beauteachful Número 12. Enero 2019

 

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Editorial

¡Feliz año de la confianza!

 

Un año, una palabra, un reto…. 2019 año de la confianza,
Otro año más, seguimos con nuestro proyecto de “potenciar” una palabra que nos acompañará a lo largo de estos próximos 12 meses.
La palabra sorteada para 2019 es la de CONFIANZA… en nosotros mismos, en los demás, en algo que elijamos.
Una palabra muy potente como nos lo recuerda su etimología latina: se basa en la fe, asimismo requiere lealtad, esperanza, así como ánimo y vigor.
Una palabra que interroga nuestra propia capacidad en sentirnos seguros de nosotros mismos antes que de poder confiar en los demás.
Para nosotros, esta palabra ilustra nuestro anhelo de cooperación: no hay proyecto común si no existe la premisa de la confianza. Representa una condición indispensable al construir juntos. Confiar en que podemos crecer, podemos aportar, confiar en los demás: delegar al que sabe para avanzar, como lo hacen nuestros clientes.
Asimismo en nuestro día a día que el alumno confíe en el saber hacer de su profesor, confíe también en sus propias capacidades. Que dentro del equipo humano confiemos unos en otros, a la hora de tomar decisiones, compartir las responsabilidades y retarnos.
Aceptar que damos y recibimos esta confianza como un don, porque es la postura necesaria y sostenible que da fuerza a nuestros proyectos como colectivo humano.
Y agradecer este don.
Esperamos que esta palabra sea para cada uno una fuente de inspiración.
¡Feliz año 2019, feliz año de la confianza!


Propósito de año nuevo e idiomas
¿Cómo mantener vivo mi propósito a lo largo del año?

A menudo, el principio del año nos brinda la oportunidad de realizar un balance del año anterior: analizamos lo que sucedió, preguntándonos si todo fue como queríamos, si logramos nuestros objetivos y realizamos nuestros deseos. Y por supuesto, nos proyectamos con entusiasmo hacia el nuevo año, esperando que salga un poco mejor que el anterior.
Elaboramos una lista de buenas intenciones desde hacer deporte, leer más, pasar más tiempo de calidad con nuestros seres queridos o aprender/mejorar un idioma. Lo curioso es que a menudo son siempre los mismos retos que vuelven a aparecer cada año, ¡lo que significa que en 365 días no pudimos hacer ni uno!
A menudo, el problema viene dado por algunos errores básicos, por tanto aquí van 4 consejos para no abandonar el primer mes tu aprendizaje de idiomas y crear un año nuevo espectacular:

1.- FIJARSE UNAS METAS CLARAS
¿Qué se quiere lograr con el aprendizaje de un nuevo idioma? ¿Cómo ayudará el nuevo idioma para conseguir esta meta?
Recomendamos definirse un objetivo concreto preferentemente de corto plazo, como un viaje, un examen, una entrevista de trabajo, una mudanza a otro país, un encuentro importante, incluso puede ser la lectura de un libro que aún no ha sido traducido a nuestro idioma materno, ¡eso pasó por ejemplo cuando salieron los libros de Harry Potter!
La lengua es una herramienta, por tanto la usaremos si se presenta una necesidad real. La decisión de estudiar un idioma debería tener una base racional muy fuerte, capaz de soportar la pereza, la apatía y el encuentro de dificultades. De lo contrario, encontraremos cualquier motivo para renunciar con buena conciencia. Recordemos que nuestro cerebro está preparado para aprender idiomas porque comunicarnos es esencial para sobrevivir.

2.- PLANIFICAR
El tiempo de estudio debe de entrar en un plan de acción real. Es necesario tener disciplina: planificarlo de antemano y marcar este tiempo reservado en la agenda. Todos tenemos 168 horas a la semana. Por lo tanto se debe determinar exactamente cuándo y cuánto le dedicaremos al idioma. Después de eso, aislarse: desconectar el móvil, ponerse en un lugar tranquilo y motivante, donde uno se puede concentrar con facilidad. Lo idea es organizar el tiempo para sacar al menos 30/45 minutos de estudio cada dos días. Si podemos organizar una rutina diaria, sería aún mucho mejor. En cualquier caso, el 85% de los estudiantes que abandonan el aprendizaje de un idioma lo hacen porque se han fijado metas inalcanzables. Aprender un idioma conlleva tiempo, hay que lograr establecer objetivos asequibles para mantener la motivación.
Ojo: solemos programar nuestra agenda como si fuéramos ilimitados en cuanto a energía personal y tiempo. El resultado es que, a pesar de los esfuerzos, al final del día alcanzamos niveles de frustración y ansiedad muy altos. La única solución que nos permite salir de este ciclo es adoptar soluciones micro: así que mejor configurar micro tareas para cada día y cumplirlas.

3.- PRACTICAR
Sin duda alguna, el aprendizaje de un idioma conlleva sí o sí mucha práctica. Por ello es muy importante no sólo dedicarle tiempo al estudio y al cumulo de conocimientos sino tener a una persona con quien practicar el idioma. Si no puedes viajar, gracias a las redes sociales o a Internet en general cada vez es más habitual encontrar amigos nativos con quien poder practicar ese idioma que se está aprendiendo. Las quedadas o reuniones con el idioma como objetivo de aprendizaje cada vez son más habituales. Será también muy efectivo practicarlo con películas o música. Sin embargo la práctica nunca será tan efectiva como con un profesor capacito para aportar las correcciones y explicaciones necesarias.

4- CONSOLIDAR LO QUE YA TENEMOS
A menudo estamos tan orientados a crear algo nuevo que nos olvidamos de consolidar lo que ya tenemos. Para ello, debemos revisar nuestros hábitos de estudio y comprobar nuestros avances, de forma a contrastar los esfuerzos invertidos frente a los resultados cosechados. Eso se puede hacer con una auto evaluación o bien con la ayuda de una mirada exterior, el profesor. Nos permite identificar los puntos de mejoría y a la vez dedicar tiempo a consolidar las bases desde las cuales podemos avanzar. Además en el proceso de afianzar las bases, podemos practicar cosas que ya hacemos correctamente, y eso es bueno para la motivación y la satisfacción personal. Nos permite darnos cuenta de lo que hemos adquirido y disfrutar de ello.


El aprendizaje natural
¿Como nos pueden inspirar los niños?

Mucho oímos hablar del aprendizaje natural, o dicho de otro modo, la forma en la que el niño, sin darse cuenta y sin producir un esfuerzo especial, aprende con facilidad cualquier cosa, como por ejemplo idiomas nuevos. Se reconoce que se aprenden más cosas en los primeros tres años que en todo el resto de la vida. Llegados a los siete años, utilizamos no más del 10% de nuestro potencial. Esto se debe a la estratificación gradual de patrones y normas que limitan la libertad de la mente de ejercer su plasticidad natural produciendo nuevas redes neuronales.
Si pretendemos activar una forma de aprendizaje natural o tender a ello, nos tendremos que inspirar en los niños o hacer resurgir esta parte que a veces duerme en nosotros.
Destacaremos 6 aspectos fundamentales que caracterizan el niño en su fase de aprendizaje:

El ENTUSIASMO: el niño se alegra de cada nuevo día, no tiene prejuicios, no conoce límites, no sufre de bloqueos o miedos, no anticipada posibles fracasos, no teme ser juzgado. Al contrario, expresa plenamente su alegría cuando tiene éxitos en las pequeñas y grandes cosas. Este entusiasmo es la base de un aprendizaje automotivado.

La CURIOSIDAD: la curiosidad ilustrada con el famoso “por qué” del niño es un estímulo al buscar y descubrir. Cuando nos acercamos a algo nuevo con este espíritu de descubrimiento, aunque el esfuerzo inicial pueda parecer mayor, los resultados en términos de aprendizaje son mucho más satisfactorios…porque hemos mantenido un nivel de atención alto, hemos llevado más allá nuestros límites y hemos rechazado aquella actitud pasiva en la que no usamos a penas nuestros recursos mentales.

La DIVERSIÓN: divirtiéndonos, el aprendizaje se hace más llevadero. Se ha demostrado científicamente que cuando nos divertimos, nuestras capacidades sensoriales se estimulan de manera relevante. La risa tiene mucho poder al generar hormonas de bien estar y activar la capacidad de nuestro
cerebro de grabar el recuerdo en nuestra memoria gracias a estas emociones que estamos viviendo. El placer por aprender sustenta el mismo proceso de aprendizaje.

La CREATIVIDAD: los niños son como páginas en blanco en el sentido de que son libres de prejuicios y esquemas reductores, tienen una imaginación sin límite, espontánea lo cual les permite admitir y generar ideas y puntos de vista innovadores y originales.

La CONFIANZA: es necesario confiar en el proceso de aprendizaje, como lo recordábamos en nuestra editorial. El niño tiene una confianza innata en si mismo y en las personas que le rodean. No pone en duda su capacidad en conseguir lo que se propone.

La TENACIDAD: se observa por ejemplo muy bien en el proceso en el que el niño aprende a andar. Trata de ponerse de pie, cae y se vuelve a levantar hasta conseguirlo. No renuncia, ni piensa que no lo conseguirá. No hay espacio para el desaliento. Al revés, lo que cree, lo logra.
Quien en el aprendizaje obtiene los mejores resultados es el niño porque usa sus capacidades al máximo sin conocer limitaciones. En el aprendizaje, como en la mayoría de las actividades humanas, el 80% del resultado se debe a la motivación y la actitud, el otro 20% está representado por las técnicas.

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