Beauteachful Número 15. Abril 2019

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Editorial

La energía de la primavera

Pajaritos al despertar, calor y luz, con la primavera todos sentimos una energía renovada.

Es el momento idóneo para hacer limpieza, no sólo en casa, ¡sino también en nuestras creencias y hábitos!

Desde Hexagone en esta nueva edición quisiéramos revisar conceptos que parecen tan evidentes como el de “nivel”, con el fin de acabar con los complejos de todos los actores implicados: ¿recuerdas cuando eras pequeño y te medías con metro en la pared?, ¿cómo acechabas este momento con ansia para saber si habías cogido medio centímetro? Pero finalmente seguías creciendo incluso cuando te olvidabas del metro…

Con el idioma te aseguramos que es lo mismo: si sigues los consejos que te brindamos, conseguirás resultados. El objetivo no tiene que ser pasar de nivel (¡aunque si lo consigues, mejor que mejor!), sino la convicción interna de que has aprendido porque así lo has comprobado a través de experiencias propias (recuerda: es el Can do).
Quedan tres meses para alcanzar tus propósitos, permítete el lujo de hacerlo con ilusión.

 


Escalas de niveles vs realidad en el aula
¿Es anticuada la noción de niveles?

En nuestro sector, muchos siguen con la creencia, errónea, que la progresión lingüística tan sólo se puede medir con puntos en una escala general (tipo TFI, TOEIC ) o bien letras según la escala del MER (Marco Europeo de Referencia para los idiomas).

Es muy habitual que se nos pregunte qué nivel podrá alcanzar un alumno a los 6 o 12 meses. O que se nos soliciten informes de progresión trimestrales. El nivel general es un indicador teórico que brinda información respecto a las capacidades lingüísticas generales del alumno tal como figuran en el MER (leer, escribir, hablar, comprender), sin embargo, en un contexto profesional, no es suficiente.

Si razonamos únicamente en término de niveles, la gran mayoría de los recorridos pedagógicos son demasiado extensos a la vez que poco densos en el tiempo, acompañados de poca práctica real del idioma, para asegurar una progresión de nivel medible. En términos generales, podemos afirmar que cortoplacismo e idiomas no se llevan bien.

“Muchas veces los clientes nos preguntan cuántas horas son necesarias para llegar a un determinado nivel. Por desgracia, la respuesta sólo puede ser teórica. Si queremos aportar una respuesta precisa, tendrá que ser individualizada” afirma Gaëlle Schaefer, gerente del centro.

Según diversas fuentes institucionales, es necesario de 150 a 280 horas de estudio para poder pasar de un nivel a otro (entre asistencia a clase y estudio personal). No obstante, el número de horas necesarias para aprender un idioma es un criterio abstracto y artificial. Establecer una media es difícil puesto que el aprendizaje no es lineal y varia de un individuo a otro.

Son muchos los factores que determinan el éxito o el fracaso en el proceso de aprendizaje:

  • ¿El aprendizaje tiene un objetivo concreto y medible? ¿Se trata de conseguir un examen, realizar una tarea, etc?
  • ¿La lengua estudiada es cercana o no del idioma materno?
  • ¿El alumno tiene facilidad para los idiomas? ¿Ya se maneja en otro(s) idioma(s)?
  • ¿Cuál es el perfil de los formadores y de los recursos pedagógicos?
  • ¿En qué entorno evoluciona el alumno? ¿Con qué frecuencia está en contacto con la lengua estudiada?
  • ¿Cuáles son las motivaciones profesionales o personales?
  • ¿Qué edad tiene el alumno?
  • ¿Cuál es su nivel educativo?
  • ¿Cuáles son sus creencias respecto a sus capacidades propias?
  • ¿Cómo, dónde, cuándo y con qué frecuencia estudió por última vez el idioma?

Es importante reflexionar sobre la programación del estudio, porque es un tema en el que podemos actuar e influir de manera positiva, nosotros como experto, el cliente con su conocimiento interno de la empresa y el alumno como principal actor y gestor de su progresión.

Para garantizar una progresión óptima destacamos 4 aspectos fundamentales:

  • LOS OBJETIVOS: hay que dejar de “obsesionarse” con el nivel, en el sentido que recorrer un nivel, no garantiza que se haya producido la asimilación y la capacidad de reproducción y actuación en un entorno determinado. Ya no se piensa en niveles sino en capacidades de hacer o Can do. En este sentido, el método comunicativo preconiza el enfoque por tareas. EL MER define una tarea como cualquier acción intencionada que un individuo considera necesaria para la consecución de un objetivo concreto. Esta definición comprende una amplia serie de acciones a modo de ejemplo, escribir un informe, obtener determinadas condiciones en la negociación de un contrato, pedir comida en un restaurante, elaborar una newsletter, describir o presentar resultados, realizar un intercambio comercial etc.
  • LA REGULARIDAD Y CONSTANCIA: es un factor clave, el esfuerzo brindado debe de ser continuo. No se recomiendan interrupciones. A menudo los alumnos dejan de estudiar en el verano de un 1 mes hasta a veces 3 meses. Eso es muy contraproducente. En esta ocasión, recordaremos la curva del olvido de Ebbinghaus: un gráfico típico de la curva del olvido muestra que normalmente en unos días o semanas se olvida la mitad de lo que hemos aprendido, a no ser que lo repasemos. De ahí que insistamos tanto en ello: hay que repasar entre clase y clase, de lo contrario, se olvida la información.
  • LA EXPOSICIÓN AL IDIOMA: la constancia no es suficiente, si no se acompaña de práctica real. Dicho de otro modo: ¿piensa que es posible aprender un idioma con 1,5 horas de clase por semana durante 10 años? El total de estudio alcanzaría las 780 horas… ¿podríamos pretender haber alcanzado un nivel C1? Si no tenemos un contacto con el idioma (con uso real) todos los días, lo más probable es que nos estanquemos. A nadie se le ocurriría correr una maratón con una preparación semanal de 1,5 horas; con los idiomas es lo mismo, no se pueden tener grandes pretensiones si nuestro plan de preparación inicial no está bien planteado.
    De hecho, la principal dificultad para las empresas es el déficit de nivel de idiomas de los candidatos. A veces incluso puede haber mucho desfase entre el nivel certificado por un diploma y el nivel real, por la falta de exposición, de contacto con el idioma. Prepararse a un examen no mide ni exige las mismas competencias que las que se requieren en un puesto de trabajo determinado.
  • LA CONFIANZA EN UNO MISMO: Eso tal vez sea de lo más complicado porque supone un trabajo individual en profundidad. Muchos alumnos fracasan pese al tiempo y la energía invertidos en el proceso y pese a un buen acompañamiento. A menudo constatamos que son alumnos que no creen en sus capacidades, han integrado patrones negativos de pensamientos que les impiden valorar positivamente lo que hacen y consiguen. También son alumnos estresados, reacios al uso de herramientas de medición como los exámenes, certificados, informes de progresos etc: les suponen una presión que les impide avanzar con buen ritmo y conseguir los resultados esperados, pues se produce un círculo vicioso de auto depreciación.

 


Desafíos propios de los niveles altos
¿Cómo pasar de un nivel B2 a un nivel C1?

Ya es sabido que el idioma (principalmente inglés) se ha convertido en el requisito indispensable que tiene que figurar en el currículum de cualquier trabajador que pretende desenvolverse con éxito en el mercado laboral actual. La dificultad añadida actual es que ya no es suficiente tener un nivel medio del idioma (que con frecuencia resulta ser un nivel pre intermedio), sino que es cada vez más frecuente que se exija un nivel global equivalente a un B2 o superior. La realidad en España es que hay escasez de perfiles que puedan pretender alcanzar un dominio avanzado del idioma. Mucha gente se queda “atascada” en niveles inferiores tipo B1/B1+. Pero ¿dónde está la raíz del problema? ¿y qué distingue un nivel B2 de un C1?

De forma general, podemos decir que cuánto más subimos de nivel, más lenta se hace la progresión. La principal barrera está en que un nivel C1 requiere un grado de precisión en el vocabulario, en el manejo de las estructuras gramaticales y una gran fluidez oral.

Recordamos que en un nivel B2 el alumno tiene capacidad suficiente para participar en diálogos más animados, defiende posturas propias y describe con facilidad un problema o una situación cotidiana o singular. Se expresa sin problemas por teléfono y su nivel de compresión lectora es mayor.

Sin embargo, en un nivel C1, el alumno se siente completamente cómodo en el idioma. Ha desarrollado incluso un estilo propio y es creativo en la expresión. Expone sus ideas de manera sistemática, sin muestras muy evidentes de esfuerzo y es capaz de participar en eventos, conferencias, reuniones y otros eventos y reconocer en ellos sentidos implícitos.

Dicho de otro modo, existe un salto cualitativo grande que se ve reflejado por ejemplo en los propios exámenes de Cambridge, entre el FCE (First Certificate in English) y el CAE (Certificate in Advanced English).

“¿Cómo alcanzo un nivel C1 entonces?”

  • Lo más importante es tener disciplina y seguir un calendario de estudio. Todo dependerá también de la calidad del estudio: lo ideal es el Active learning con situaciones complejas en las que el alumno se reta y se implica con grado alto de concentración y exigencias.
  • Ampliar el vocabulario: un alumno de B2 puede disponer de un abanico de palabras comprendido entre 5.000 y 10.000, mientras que en un C1 ha de conocer más de 10.000.
    El alumno de nivel C1 sale de su “zona de confort”: conoce y sabe emplear nuevos términos más precisos y sofisticados, de uso puntual, nuevas expresiones, así como puntos gramaticales arduos como pueden ser los phrasal verbs en inglés.
  • Conocer el idioma formal: de forma general, el nivel C1 es muy técnico, y los tests de nivel que así lo validan, muy académicos.

Si quiero validar mi nivel de inglés con la obtención de un diploma, no bastará con haber vivido un año fuera. Existe una diferencia entre quien tiene nivel y quien se lo quiere certificar. Para ello, es necesario conocer la estructura propia del examen. “En este caso, ten en cuenta que entras en un marco formal” comenta Céline Nguyen, directora de calidad y formación de Hexagone. “Tienes que cumplir con las expectativas de quien te examina”.

Hay veces que los alumnos o responsables de formación quedan un poco decepcionados con algún resultado, después de una evaluación inicial de nivel. Un idioma es una materia viva, el nivel no es constante en el tiempo si no le damos uso a diario. En todo caso, ya no basta con no hacer errores para validar un nivel C1 en el idioma, sino demostrar una agilidad específica.

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